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PRIMAVERA

PRIMAVERA
Como un oso después de hibernar, salgo de la cueva.
Me estiro y respiro con el alma abierta de par en par. 
Aire tibio.
Cosquillas en la piel, besos en el corazón. 
Corro a buscar mis pantalones de recibir mayo. Me pongo las sandalias (los dedos de los pies se despiertan y miran alrededor)
Me subo al coche y canto a voz en grito una de Sabina, Rosario a los coros: 
A veces vivo y otras veces, la vida se me va con lo que escribo. 
Ahora no escribo.  
Estoy estrenando el mundo. 
Como cada vez que llega la estación venid y vamos todos, con flores a María.
Estrenandome a mí, ahora que me tengo.
Ahora que ya casi me olvido de que hace un año
la tristeza se hizo cargo de todo. 
Del cuerpo,
del alma,
de lo racional y de lo que no lo es.
Ahora no,
pensaba cuando dejaba de pensar.
Esto no puede pasar ahora
¿no era el otoño para esto?
El miedo ocupaba todo, sujetándome detrás de una pared invisible. 
Tras un muro desde donde la primavera se ve, pero no se toca.  
Estos días, a cada paso, cada hora, ahora mismo,
soy un oso recién salido de la cueva.
Huelo las flores.
Lamo las colmenas.
Me rasco la espalda contra un árbol.
Juego con los otros osos.
Todo, todo, menos
desovillar historias que voy guardando
de cualquier manera.
* * *
En primavera no hay quien escriba.
Demasiada vida alrededor.
* * *
(Foto El Balance del Rojo, de Andrew Stanford)

1 comentario

Lila -

Sigo tus pasos, oigo tu risa. Como sigo recordando el olor de las colmenas las tardes de primavera. Escalando el muro.