De boda I
Lo habíamos echado a suertes y me había tocado. La primera cita fue por una apuesta y el primer viaje porque me moría de ganas de conocer París. A partir de entonces todo rodó solo. Es un buen partido, decía mamá. Tiene unos dientes preciosos, gritaba la abuela. Y una profesión de futuro, aseguraba papá. Sería una locura que lo dejases escapar, cotorreaban mis amigas. A nadie le pareció que sus manos fuesen blandas.
Me dije que todos no podían estar equivocados. Acepté la gargantilla que había sido de su bisabuela, compré un traje de novia y los días pasaron deprisa hasta la puerta de la iglesia, donde ya no había vuelta atrás.
Sin embargo, me entraron unas ganas locas de salir corriendo.
Foto: Boda EEUU, de Carlos Naranjo
2 comentarios
raquel -
Chiki -